Hasta hace 48 horas
las mujeres valían un tercio de los hombres.
Pero el
jueves, a las dos de la mañana, con el amplio acuerdo de oficialistas y
opositores (lo que desmiente una vez más la existencia de la famosa “grieta”)
la Cámara de Diputados convirtió en ley por 165 votos a favor y solo 4 en
contra, el proyecto de paridad de género en las listas de candidatos a
legisladores nacionales que se aplicará a partir de 2019. La norma
introduce el artículo 60 bis en el Código Nacional Electoral y fija la obligatoriedad
de intercalar candidatos de ambos sexos en las listas de
legisladores nacionales.
Este “feminismo” fue criticado por el diputado de
izquierda Juan Carlos Giordano porque en su
espacio “las mujeres representan el 70 por ciento de las listas y ahora vamos a
tener un tope”.
Para confirmar este verdadero laberinto ideológico que
nos gobierna hay que recordar que recientemente la Cámara Nacional Electoral
confirmó que en Santa Fe no podrá competir en las próximas elecciones internas
una lista totalmente integrada por mujeres del partido Ciudad Futura. Todo esto
enmarcado en una desaparición de las elecciones internas de los partidos
políticos.
¿Qué
podría pasar si una lista está integrada únicamente por mujeres o por hombres?
¿A quién daña? ¿A quién discrimina? Lo que daña son los hechos,
independientemente de su sexo o género, como gusta decir el “progresismo”. Hubo
políticos hombres que hicieron muchísimo bien: mujeres también. Hubo políticos
hombres que hicieron muchísimo daño: mujeres también.
Juan
Ángel Salinas Bohil
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