sábado, mayo 30, 2020

La NASA hoy, pero hace 50 años en Argentina...


El 1° de febrero de 1970, como producto de una segunda etapa de trabajo, jóvenes técnicos integrantes del Instituto Civil de Tecnología Espacial (ICTE) ensayaron un cohete argentino por ellos diseñado, el Pantera X-1. Fue el lanzamiento 150 del programa de desarrollos experimentales de la organización privada juvenil y vocacional, creada en 1963 por Roberto Jorge Martínez, en la localidad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Era un vehículo de una etapa construido con materiales nacionales, de 3,85 m de longitud y un peso de 110 kg de los cuales 70 kg correspondían a su propulsante sólido. 


La carga útil de 8 kg transportó diversos instrumentos electrónicos y como tripulante un pequeño mono hembra de 1,300 kg bautizada Cleopatra. El lanzamiento se produjo a las 10:15 con la misión de alcanzar los 20 km/altitud. Dicha experiencia permitió, además, evaluar por primera vez diversos componentes argentinos que por su factibilidad y rendimiento eran la base para futuras realizaciones en materia de cohetes de sondeo. 

El vuelo cumplió las expectativas, pero el paracaídas se abrió con retardo a una altura menor de la calculada. Esto generó, dada la gran velocidad de caída, la rotura del amarre de recuperación y la cápsula con Cleopatra se estrelló. Es de destacar que el ICTE no recibía ayuda oficial o estatal y financiaba sus desarrollos y experimentos con sus propios recursos. Entre otros, fueron autores de esta experiencia: Francisco Agostino, Carlos Serra Rimbaut, Diego Chiarelli, Alberto Quevedo Lanne, Armando Avellán, David Medel, Jorge Dalessio, Guillermo Ramos y Oscar Zurano. 

Cleopatra: su destino era el cielo 
Día brillante, sin nubes, y once vehículos, a más de 80 Km por hora, salieron de la ruta asfaltada y se internaron en un camino de tierra, en el cual rápidamente nació una larga estela de polvo. Era el 1° de febrero de 1970, hace ya medio siglo. ¿La zona?: Coronel Brandsen, una localidad en la provincia de Buenos Aires, a casi 100 km de la Capital Federal. Finalmente se llegó a una tranquera abierta y otras interiores y más allá, extendiéndose hasta donde la vista alcanzaba, una verde y suave planicie, surcada de alambradas y algunas vacas de triste mirada. 

Sólo algo insólito quebraba la tranquilidad y la quietud del lugar: un dedo metálico apuntando al firmamento. Era una rampa de brillantes colores. En ella se posaba un estilizado cohete y varias figuras vestidas de blanco se movían presurosas a su alrededor. A pocos metros, una casamata emergía de la tierra seca. Era el motivo por el cual el periodismo llegaba al lugar, para presenciar el experimento de mayor envergadura realizado por el ICTE, la sigla que identificaba al Instituto Civil de Tecnología Espacial, una asociación privada de jóvenes entusiastas de la incipiente astronáutica de nuestro país. 

Luego, las explicaciones a la prensa y a los pocos invitados presentes sobre el cohete portador, totalmente fabricado con materiales argentinos y su carga útil electrónica (un diseño de avanzada para la época), equipos de tierra, antenas de rastreo, etc. El principal atractivo era Cleopatra, la tripulante del experimental vehículo autopropulsado, un pequeño mono hembra, de sólo un kilo y medio de peso, entrenada durante semanas en un simulador. El motivo: comprobar sus reacciones durante el vuelo y transmitir datos sobre ritmo cardíaco y respiratorio, además del comportamiento general. 

"Cleo" fue colocada en su asiento anatómico y una vez puestos los sensores, introducida en su cápsula "Centella", algo así como una nave Apolo pero de minúsculo tamaño. Luego el ensamble final del cohete con su paracaídas de recuperación, equipos de telemetría y control. Eran las 10:15 cuando la cuenta regresiva llegó a su fin. Con una cola de llamas de más de diez metros de longitud el móvil se elevó vertiginosamente hacia la meta teórica de los 20 Km de altura con una blanca estela de humo debajo. Así, el proyectil aeroespacial se perdió en lo alto y a partir de ahí solo se percibió un sonido. Silencio, espera, tensión. En tierra, el bip-bip de las ondas emergía de los receptores. Finalmente, luego de un tiempo que pareció una eternidad, alguien gritó: ¡Allí está!¡Allí viene! 

El cohete es un puntito que se agiganta, un disco rojo que se abre para luego inmediatamente plegarse y ser arrastrado por los vientos. Es veloz como una saeta, algo que cae y zumba como esos Stukas que hemos visto en las películas de la Segunda Gran Guerra del siglo pasado y una duda que, luego, dolorosamente se confirma: el paracaídas de la cápsula se abre a una altura menor a la calculada y falla al romperse el amarre de sujeción. 

La micro astronave ha caído junto con su impulsor y con ella una pequeña e inconsciente mártir de la tecnología. Cleopatra, la mona del norte argentino con misión de pequeña astronauta a la que unos muchachos enamorados de la ciencia le habían fijado un destino de cielo yace a un metro de profundidad en su lecho de aluminio. En ese instante y para siempre, ingresa en el recuerdo de los entonces jóvenes técnicos del ICTE



Pero ¿quiénes eran estos "fanáticos del espacio" que dedicaban sus horas y esfuerzos a esta clase de estudios y construcciones sin ninguna retribución económica? Eran adolescentes y jóvenes que hablaban de una Frontera Vertical de la Patria. Por sus lecturas creían que en ellos sobrevivía y eran herederos del espíritu idealista de los pioneros europeos y norteamericanos de inicios del siglo XX: Konstantin Tziolkovski, Esnault Pelterie, Herman Oberth, Von Karmann, Sander, Riedel, Willy Ley, Robert Goddard y otros. Pensaban como expresaba en esos días Werhner von Braun “que la astronáutica era mucho más que un mercado de negocios y prebendas para grandes empresas”. 

En su idealismo generacional confiaban en el nacimiento de una Nueva Era, de un Hombre cósmico. En la Argentina de hace ya cincuenta años fue la mayor experiencia vocacional y civil de nuestro país y de América Latina. Un año después, el ICTE concluía la segunda etapa de sus actividades, desarrollos y experimentos iniciados en 1963. Luego, Argentina viviría otras historias.

jueves, mayo 21, 2020

El pajarito de la clase media


Por Juan Ángel Salinas Bohil
Twitter es un lugar de encuentro entre personas inteligentes, brillantes, cultas, graciosas, religiosas, ideologizadas, críticas, enojadas, conocidas, anónimas, políticos, funcionarios, positivas y su contrario, que ofrecen noticias y opinión, mucha opinión como sucede en una simple charla familiar o de amigos. Como en botica, hay de todo. Pero estos seres nos son periodistas, aunque puedan parecerlo. Y esto hay que destacarlo porque algunos de lo que se llaman así mismos “comunicadores” intuyen que el pedestal en el que viven puede haber comenzado a vibrar inquietantemente. En parte tienen razón porque Twitter es, por el momento, la democratización y velocidad de la información en su máximo exponente. Los teléfonos celulares son los responsables. De manera que, el hundimiento de un carguero o una crisis política de magnitud en cualquier lugar del globo terráqueo es conocida casi de inmediato por miles o cientos de millones de personas antes -a veces mucho antes- que en los medios de comunicación. Nada es lo que antes era. 

Twitter es interacción pura. Se pasa información y opinión a velocidad luz. Pero -siempre hay un pero- se requiere una condición básica: escribir medianamente bien. Y esto significa colocar de manera más o menos aceptable las comas, los acentos y algún que otro signo de interrogación o exclamación porque el tuit, al quedar fijado, demuestra el grado de cultura y educación del autor. Y si a eso le agregamos la celeridad que imprimen los 140 caracteres para contestar, llegaremos a la conclusión de que, sin ser Borges o Twain, más vale que se escriba lo mejor posible. 

De manera que, mientras Facebook es usado por las clases de menores recursos que han sufrido la escuela pública, Twitter es primordialmente una apropiación de la clase media que vuelca en la aplicación sus deseos y frustraciones, en especial las políticas, teniendo en cuenta que en Argentina los partidos políticos son construcciones virtuales y algunos de ellos se han convertido en grandes empresas. 

Si bien es cierto que los gobiernos suelen colocar como tuiteros a empleados de “inteligencia” para tratar de inducir las opiniones allí volcadas, Twiter no gana ni pierde elecciones. Tampoco se gesta allí la “revolución”: ni la liberal ni la marxista. Pero a veces, cuando los gobiernos clavan profundamente una gran decepción en el cuerpo social la aplicación (la gente, los usuarios) reaccionan con vehemencia y hacen retroceder medidas gubernamentales que atentan contra el sentido común. Después, mucho después, con una lentitud exasperante, se suman al reclamo los políticos. 

Con solo cinco meses de gobierno Alberto Fernández ha sufrido furiosos embates desde el lugar que describimos contra medidas implementadas o a punto de ser ejecutadas que debieron ser suspendidas, rectificadas, retrasadas o aclaradas convenientemente. Y aunque el poder se mide en las urnas, uno de los axiomas de la política dice: “Si lo tenés que aclarar, perdiste”. 

Por ejemplo, la posible llegada de médicos cubanos para colaborar en la lucha contra el coronavirus levantó terrible polvareda. Si bien los argumentos más visibles para oponerse al arribo consistieron en la reválida de títulos, no se puede tapar el sol con las manos y omitir que entre bambalinas el motivo mayoritario fue la ideología de Cuba que por las buenas o por las malas no deja pasar oportunidad de inmiscuirse en los asuntos internos de otros países. Pruebas en África y América hay de sobra. 

Igualmente se reaccionó gracias a la labor de algunos tuiteros que desmenuzan nombramientos y gastos de los gobiernos con los desproporcionados sobreprecios pagados en alimentos y elementos sanitarios destinados a paliar el coronavirus. Ante lo evidente los gobiernos debieron dar explicaciones que por supuesto no conformaron a nadie salvo a los responsables. En este caso es posible que lo que molestara no fuese tanto la corrupción en las compras que se da en todas las épocas y por lo general con los mismos protagonistas, sino que fuera en medio de una pandemia como la que atravesamos que debería impedir como muchos suponen que por Gracia Divina ciertas cosas no puedan hacerse. Ilusos. 

Por su parte, la ministra de Seguridad de la Nación no tuvo mejor idea que manifestar en público que las fuerzas de seguridad monitorean las redes sociales para medir el humor social que a la altura de ese dicho se encontraba malherido por el encierro y la imposibilidad de poder trabajar. El punto no necesitaba aclaración debido a que hace tiempo que las comunicaciones particulares de todo tipo, como el número de DNI, son un apéndice del Estado. No obstante, por desconocimiento, el exceso de sinceramiento de la funcionaria fue duramente criticado. 

Pareja fue la actitud tomada ante dichos de funcionarios bonaerenses que barajaron la posibilidad de aislar la Ciudad de Buenos Aires del resto del país debido a que, según ellos, la epidemia en la capital del país sería incontrolable. Algo así como que “el muerto se asusta del degollado”. Paralelamente, surgió el acuerdo entre la Nación, Ciudad y la provincia de Buenos Aires para “mejorar” el distanciamiento social en el transporte público por lo que la tarjeta SUBE sería habilitada[sc1] únicamente para las personas que presten servicios esenciales y estén exceptuadas del aislamiento social, preventivo y obligatorio por coronavirus. Ante la reacción la disposición fue suspendida temporalmente, pero, con estos estalinistas disfrazados de demócratas a la carta, nunca se sabe qué puede pasar. 

Atrás queda la repulsa pública ante suelta de cientos o miles de presos -nunca se sabrá el verdadero número- argumentando una posible infección masiva del virus y empujados fuera de las rejas por una fuerza de tareas de la que formaron parte todos los poderes del Estado nacional y provincial bonaerense porque eso sí, a la hora de hacer embrollos compiten para ver quién se queda con el bonus extra. Y claro, después de la alegría vino el “yo no sabía”, “yo no tengo nada que ver”, la conocida frase “la culpa la tiene… (el otro)” o el posible juicio político para algún juez que es lo mismo que la nada misma. Tanto, como la vuelta a presidio de los soltados “incorrectamente” liberados. No se conoce hasta el momento la nomina de los liberados ni el tamaño de sus crímenes ni nunca, vislumbramos, lo sabremos. Ahí está la verdadera y única madre del borrego. 

Por último, entramos en la discusión del momento: la continuación o finalización de la cuarentena que fue, a todas luces, implementada antes de tiempo. Curiosamente, los que intentan continuarla son empleados estatales y los que se oponen, privados. Los primeros comandan a millones en todos los niveles de la administración pública que cobran su mensualidad sin trabajar; los segundos mantienen a los primeros y si no trabajan, no comen. ¡Vaya diferencia! Y ahora que después de varios meses de conocido el causante de la pandemia se descubre que el barbijo, la máscara de protección facial, los guantes, el encierro o no sirven o causan problemas graves en la salud, se intenta insistir en remedios conocidos por su ineficiencia. 

Pero hay un gran logro. Del 2003 al 2015 el Congreso funcionó como una escribanía: hace cinco meses que está cerrado. Posiblemente por cambio de rubro.

domingo, abril 26, 2020

Arzobispo de París: “Basta, acabemos con estas payasadas”


La interrupción por la policía de una misa retransmitida en París en la que, junto al celebrante, solo estaban tres fieles, ha colmado la paciencia de monseñor Michel Aupetit, arzobispo de París, que ha denunciado la infame persecución so capa de luchar contra el virus.

“Los policías han entrado armados a la iglesia”, denunciaba el arzobispo en Radio Notre-Dame. “Esto es inadmisible, porque hay una prohibición formal y explícita de que los agentes de policía entre en un templo llevando armas”.

“¡Allí no había terroristas!”, se indigan Aupetit. “Hay que mantener la sangre fría y acabar con estas payasadas. De otro modo, nos veremos obligados a tomar la palabra y gritaremos muy fuerte”.

El caso que sulfura al arzobispo de París es similar al que ya se ha reproducido no sabemos cuántas veces en nuestro país. Mientras el padre Philippe de Maistre celebraba una Misa que retransmitía por Internet entraron en su iglesia, San Andrés de Europa, tres agentes armados que pidieron al sacerdote que interrumpiera la Misa. Como quiera que De Maistre se negara, le impusieron una multa. Solo estaban presenmtes También estaban presentes un acólito, un cantor, un organista y tres parroquianos. De Maistre declaró en la versión online del diario LeFigaro que el sacerdote es la autoridad legal en una iglesia: “Excepto los bomberos, la policía no puede entrar hasta que es llamada por el párroco”. Posteriormente, De Maistre alertó al arzobispo de París, monseñor Michel Aupetit, quien el 22 de abril condenó el incidente.

viernes, abril 10, 2020

Coronavirus: ¿De verdad no hay casos en Corea del Norte?


Mientras la pandemia se sigue extendiendo por todo el mundo, Pyongyang no ha registrado ni un solo contagio, y en su lugar está avanzando con el lanzamiento de misiles. ¿Qué está pasando detrás de las fronteras?

En Corea del Norte pasa lo mismo con el coronavirus que con otras informaciones que llegan desde ese críptico país: hechos dudosos, pocos datos confiables y, en cambio, mucha propaganda. Algo sí es seguro: el Gobierno de Pyongyang empezó ya en enero, mucho antes que Europa, a reaccionar ante la amenaza invisible. Ya entonces el periódico estatal Rodong Sinmum calificó la lucha contra la nueva enfermedad como un asunto de "sobrevivencia nacional". 
Sin embargo, el 13 de marzo, el Gobierno informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que no había registrado ni un solo caso de COVID-19. Al mismo tiempo, la vecina China sumaba más de 80.000 infectados, y Corea del Sur se acercaba peligrosamente a los 8.000 casos. ¿Cómo es eso posible?

Vuelos cancelados
Corea del Norte está en silencio y aislada. Hay prohibición de entrar y salir del país, el tráfico aéreo y ferroviario está suspendido y las escuelas y universidades permanecen cerradas. Todos los extranjeros, incluidos los diplomáticos, fueron sometidos a una cuarentena de 30 días, y sus movimientos fueron duramente limitados. Alemania retiró a todo el personal de su embajada a fines de febrero. 
Ni siquiera el Ejército se salvó de las medidas. Así lo reportó el general Robert Abrams, comandante del Ejército de Estados Unidos estacionado en Corea del Sur, cuando señaló el pasado 13 de marzo que las fuerzas armadas norcoreanas habían estado unos "30 días enclaustradas". El general aseguró que la Fuerza Aérea norcoreana no voló un solo avión en 24 días. Abrams dijo que sus servicios de inteligencia estaban convencidos de que sí había casos de la enfermedad en Corea del Norte.

Verdades y mentiras
Al 9 de abril de 2020, en todo el mundo se contaban más de 1,5 millones de personas infectadas y casi 90 mil muertos. Pero las cifras en Corea del Norte no han sufrido ningún cambio: cero infectados. 

Algo que parece "extremadamente improbable" a los ojos de Andray Abrahamian, académico británico del Centro para Políticas de Seguridad de la Universidad George Mason en Incheon, Corea del Sur. Abrahamian ha viajado en numerosas oportunidades a Corea del Norte en los últimos 15 años. Y para él es evidente que ahora hay menos información que antes. "Hay menos noticias disponibles simplemente porque hay menos personas entrando y saliendo del país", explica a DW. 

La periodista estadounidense Jean Lee piensa algo parecido. Entre 2008 y 2017 viajó regularmente a Corea del Norte. Entre 2011 y 2013 fue corresponsal de la agencia de noticias Associated Press en Pyongyang. Hoy encabeza el programa para Corea del Centro Woodrow Wilson en Washington. "Lamentablemente ahora hay pocos extranjeros en el lugar que puedan entregarnos una visión más detallada de lo que está pasando allí", dice Lee. Para los extranjeros es casi imposible acercarse a un hospital para ver qué pasa en su interior. "El coronavirus ha permitido que el Gobierno limite aún más la libertad de movimiento de las personas", señala la periodista. 

Para ella también es un hecho que hay casos de la enfermedad en el país. "Con todo el tráfico que hay en la frontera común con China (de 1.400 km), es difícil de creer" que no los haya, señala. El problema es que, sin la protección de China, Corea del Norte difícilmente puede sobrevivir. Según el portal 38North, Pyongyang cerró sus fronteras a fines de enero para viajeros y mercancías. Solo es posible el paso de bienes bajo estrictas medidas de seguridad. Sin embargo, el virus se había expandido por China dos meses antes del cierre fronterizo, y parece poco probable que este hubiera decidido detenerse justo en el límite entre ambos países.

Muertes inexplicables

El sitio web Daily NK reportó el 9 de marzo que 180 soldados norcoreanos habían fallecido "con síntomas que podrían tener relación con el nuevo coronavirus". Se detectó que los hospitales militares rociaron metanol para desinfectar las áreas afectadas. Luego, el 25 de marzo, otro titular: "Once presos de la prisión de Chongori mueren por problemas respiratorios". Oficialmente se dijo que la causa de muerte fue una debilidad inmunitaria de los pacientes, pero luego se desinfectó toda la cárcel.

La redacción de Daily NK se encuentra en Seúl y tiene una amplia red de informantes en Corea del Norte. Si bien cada dato que publican tiene al menos dos fuentes, sus noticias no pueden ser verificadas de forma independiente. "En general, nuestros informantes señalan que las autoridades han descrito muchas muertes por COVID-19 como debidas a una neumonía", dijo Daily NK a DW. Para ellos, la evidencia de un brote de la enfermedad en Corea del Norte es "abrumadora".

Propaganda estatal 
La prensa estatal norcoreana, como la agencia KCNA y el diario Rodong Sinmun, han informado sobre la pandemia. Según el portal KCNAWatch, donde se recopilan versiones en inglés de todos los artículos de esa agencia noticiosa, hasta el 7 de abril se habían publicado más de 500 artículos donde se menciona la COVID-19. El tenor de estos es claro: se trata de mostrar lo que hace Corea del Norte para evitar un brote en el país. Al mismo tiempo, informa cómo aumenta el número de casos en el archienemigo del sur, para enfatizar la superioridad del sistema norcoreano. 

El 9 de abril, Corea del Sur contaba más de 10.000 casos, entre ellos 204 muertos. 
Corea del Norte tiene cerca de 25 millones de habitantes. Si se confirmaran las sospechas de un brote de coronavirus, su sistema de salud sería incapaz de hacer frente al desafío sin ayuda externa. "Debido a la desnutrición crónica, la población es muy susceptible" a las enfermedades infecciosas, dice Lee. Durante su estadía en el país, pudo visitar hospitales. "Están mal equipados para enfrentar una epidemia de esta magnitud", señala. Faltan hasta las cosas más elementales. "Una medida básica de protección es lavarse las manos con agua tibia y jabón. Bueno, ambas cosas escasean en Corea del Norte", revela. (dzc/few) Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. 
https://www.dw.com/es/coronavirus-de-verdad-no-hay-casos-en-corea-del-norte/a-53080864




miércoles, abril 08, 2020

"Si la prensa china fuera libre, el coronavirus no sería una pandemia", sostiene RSF


REPORTEROS SIN FRONTERAS (RSF) muestra cómo, sin el control y la censura impuesta por las autoridades de China, los medios chinos habrían informado a la ciudadanía mucho antes de la gravedad de epidemia de coronavirus, salvando así miles de vidas y evitando, quizás, la actual pandemia.

En un 
análisis publicado
 el 13 de marzo, los investigadores de la Universidad de Southampton sugieren que el número de casos de coronavirus en China podría haberse reducido en un 86% si las primeras medidas, que se tomaron el 20 de enero, se hubieran implementado dos semanas antes. Basándose en lo ocurrido en los primeros días de la crisis, Reporteros Sin Fronteras (RSF) pone de relieve que, sin el control y la censura impuestos por las autoridades, los medios chinos habrían informado al público mucho antes de la gravedad de la epidemia, salvando miles de vidas y, posiblemente, evitando la pandemia actual.

18 DE OCTUBRE:
La prensa china podría haber informado de los escalofriantes resultados de un simulacro de pandemia 


El Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, en asociación con el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates, realiza un simulacro de pandemia de coronavirus el 18 de octubre de 2019 y alerta a la comunidad internacional sobre los resultados escalofriantes: 65 millones de muertes en 18 meses.
Si el internet chino no estuviera aislado por un elaborado sistema de censura electrónica y los medios no se vieran obligados a seguir las instrucciones del Partido Comunista, el público y las autoridades sin duda se habrían interesado por esta información procedente de Estados Unidos, que se hizo eco de la epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo severo) de 2003. El SARS infectó a 8.000 personas y causó más de 800 muertes, principalmente en China.

20 DE DICIEMBRE:
Las autoridades de la ciudad de Wuhan podrían haber informado a los periodistas


Un mes después del primer caso documentado, la ciudad de Wuhan ya tiene 60 pacientes con una neumonía desconocida similar al SARS; varios de ellos han frecuentado el mercado de pescado de Huanan. A pesar de la situación, las autoridades no consideran conveniente comunicar esta información a los medios.
Si las autoridades no hubieran ocultado a los medios la existencia de un brote epidémico vinculado a un mercado muy popular, el público habría dejado de visitar este lugar mucho antes de su cierre oficial, el 1 de enero.

25 DE DICIEMBRE
El doctor Lu Xiaohong podría haber expresado sus temores a la prensa


El 25 de diciembre , el doctor Lu Xiaohong, jefe de gastroenterología del Hospital de la Ciudad de Wuhan No. 5, comienza a conocer casos de infección que afectan al personal médico y sospecha desde la primera semana de enero que la infección puede transmitirse entre humanos.
Si las fuentes de los periodistas en China no se expusieran a sanciones severas -que van desde una reprimenda profesional hasta penas de prisión-, el doctor Lu Xiaohong habría asumido la responsabilidad de alertar a los medios, obligando a las autoridades a tomar medidas, lo que no sucedió hasta tres semanas después.

30 DE DICIEMBRE
Los medios de comunicación habrían recogido la alerta temprana de los denunciantes


El director del departamento de emergencias del Hospital Central de Wuhan, Ai Fen, y un grupo de médicos lanzan una alerta sobre un "coronavirus similar al SARS". Ocho de ellos, incluido el doctor Li Wenliang, quien murió después a causa de la enfermedad, serán detenidos por la policía de Wuhan el 3 de enero por hacer circular "falsos rumores".
Si la prensa y las redes sociales hubieran podido difundir libremente la información facilitada por los denunciantes el 30 de diciembre, la ciudadanía se habría dado cuenta del peligro y habría presionado a las autoridades para que tomaran medidas que limitaran la expansión del virus.

31 DE DICIEMBRE:
Las redes sociales habrían transmitido la alerta oficial en China


China alerta oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 31 de diciembre, pero al mismo tiempo obliga a la plataforma de discusión WeChat a censurar una gran cantidad de palabras clave que se refieren a la epidemia.
Sin censura, la red social WeChat, que tiene mil millones de usuarios activos en China, podría haber permitido a los periodistas transmitir informes y consejos de precaución que contribuyesen a un mejor cumplimiento de las normas recomendadas por las autoridades sanitarias.

5 DE ENERO
Los medios científicos habrían secuenciado antes el genoma del coronavirus


El equipo del profesor Zhang Yongzhen en el Centro Clínico de Salud Pública de Shanghai logra secuenciar el virus el 5 de enero, pero las autoridades parecen reacias a hacer público el genoma. El 11 de enero, el día en que China confirma su primera muerte por el virus, los investigadores filtran información en plataformas de código abierto, lo que resultará en el cierre punitivo de su laboratorio.
Si las autoridades chinas fueran transparentes, habrían comunicado inmediatamente la secuencia del genoma del coronavirus a los medios científicos, ahorrando a la comunidad internacional un tiempo precioso en su investigación para el desarrollo de una vacuna.

13 DE ENERO
La comunidad internacional habría anticipado el riesgo de una pandemia


Se informa en Tailandia del primer caso de infección por coronavirus fuera de China, un turista de Wuhan.
Si los medios internacionales hubieran tenido acceso total a la información que tenían las autoridades chinas sobre la escala de la epidemia antes del 13 de enero, es probable que la comunidad internacional hubiera evaluado la crisis y la hubiera anticipado mejor, reduciendo el riesgo de que la epidemia se propagase fuera de China y, posiblemente, evitando su transformación en una pandemia.
https://www.rsf-es.org/news/china-coronavirus-si-la-prensa-china-fuera-libre-el-coronavirus-no-seria-una-pandemia-sostiene-rsf

Francia: la policía acusada de ser racista contra los franceses


(Por MICHAEL LORD) Guillaume Bigot, un politólogo y empresario francés, ha criticado a la policía francesa por demostrar dobles raseros en la forma en que tratan con los inmigrantes frente a los franceses nativos cuando aplican las medidas de distanciamiento social del coronavirus.

Hablando en el canal de noticias de televisión CNews el domingo, Bigot se quejó de que la policía ha estado atacando a los franceses comunes en lo que respecta a las medidas de contención de la pandemia, al tiempo que permite que los delincuentes juveniles hagan lo que quieran. "La ley de toque de queda debe ser la misma para todos", dijo Bigot, según un informe de Valeurs Actuelles.

Bigot explicó que vive en una plaza donde ocurre con frecuencia el tráfico de drogas y, sin embargo, la policía ha estado pasando sin intervenir. También describió cómo la policía dictará "a los franceses comunes que solo quieren disfrutar del sol y las temperaturas cálidas" por sus violaciones, y, sin embargo, "dejan a los delincuentes solos para no hacer olas". "Esto es un problema", agregó. "La policía de Christophe Castaner (ministro del Interior) es, de hecho, racista".
Bigot instó a las autoridades a tratar a todos los ciudadanos por igual, independientemente de sus orígenes. Señaló que esto también redunda en el mejor interés de los inmigrantes, dado que en sus comunidades la tasa de mortalidad por el coronavirus ha sido sustancialmente más alta que entre la población en general. En el suburbio de Saint-Denis de París, que alberga una gran comunidad de inmigrantes, la tasa de mortalidad aumentó en un 47% a fines de marzo, según las cifras publicadas por el Ministerio de Salud, que dijeron que es un nivel "excepcional".

La policía ha estado luchando para hacer cumplir las medidas de protección en Saint-Denis, donde muchas personas hacen alarde de las regulaciones. Algunos inmigrantes incluso afirman que la pandemia es una historia inventada por personas blancas que se está utilizando para controlarlos más, como informó anteriormente Voice of Europe.