"La Inteligencia produce conocimiento, para luego
decidir adoptar un curso de acción (o no) sobre una o más cuestiones en un
escenario de interés civil, político, económico o militar.
(El saber oportuno consolida liderazgos en cualquier campo de la actividad
humana)"
Cte.
Grl. (VGM) Dr. José Ricardo Spadaro, Inteligencia Aplicada y Crimen Organizado,
Tomo I, pág. 27, EAA, Argentina, 2016.
Por ARIEL CORBAT
Cuando
un gobierno se sorprende una y otra vez por situaciones enteramente previsibles
deja en evidencia que va detrás de los hechos, lo que implica un serio problema
de Inteligencia.
El 25 de Noviembre de
2017 el diario Clarín tituló: "Desalojo mapuche en Villa Mascardi: el
Gobierno reaccionó con sorpresa y pidió que actúe la Justicia". El mismo
día en que se velaba a Santiago Maldonado, por cuyo paradero el país estuvo en
vilo durante el proceso electoral, el activismo de la RAM obtenía lo que la
izquierda toda venía deseando, un primer muerto certeramente acreditado a las
fuerzas del Estado. La sorpresa y la reacción confirman que nuestro gobierno no
está comprendiendo la naturaleza del conflicto RAM. No se trata de una cuestión
policial: es una guerra de Inteligencia, organizada para prolongarse en el
tiempo y donde los actores importantes no aparecen en el terreno.
Dos años atrás, el
27NOV15, publiqué en La Pluma de la Derecha la nota "EL PRESIDENTE MACRI Y
EL ROL DE LA INTELIGENCIA", enfatizaba allí la necesidad para la Argentina
de contar con un servicio de Inteligencia útil, elemento con el que kirchnerismo
mediante no se contaba, observando que: "En el caso específico de la AFI
no se aprecia que desde el PRO se haya pensado una gestión tendiente a resolver
la decadencia institucional en el vaciamiento moral y profesional que vienen
padeciendo sus agentes de inteligencia".
En materia de
Inteligencia, evaluando el medio término de la Presidencia de Mauricio Macri,
debe concluirse que CAMBIEMOS recibió un Sistema de Inteligencia Nacional
colapsado al que no supo reorganizar con eficiencia. La consecuencia de ello es
que cuando el Presidente y sus ministros toman decisiones sin apoyo de
Inteligencia, es posible que los ciudadanos vean dilapidar los siempre escasos
recursos en marchas y contramarchas. Aplica a todos los órdenes.
La vulnerabilidad del
Gobierno se hace particularmente notoria en orden a la Seguridad Nacional. En
esto las responsabilidades son compartidas y decantan desde el propio
Presidente de la Nación, pasando necesariamente por Gustavo Arribas como por
Silvia Majadalani, Director y Subdirectora de la AFI organismo que es la cabeza
del Sistema de Inteligencia Nacional, hasta llegar, lógicamente, a la ministro
de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich.
Si la fortaleza de
Patricia Bullrich es su determinación y coraje, atributos reconocidos por este
blog, su debilidad es la falta de Inteligencia Criminal; falencia que limita su
gestión en el Ministerio de Seguridad a ser la versión Siglo XXI de la zanja de
Alsina, demostración histórica y fehaciente que toda política de seguridad
limitada a la contención de los efectos del delito es insuficiente. La
respuesta siempre debe ser ofensiva, no a lo bruto sino a lo Roca. Y al mejor
Presidente que tuvo la Argentina, Julio
Argentino Roca, no se lo llamaba "El Zorro" por obrar sin
inteligencia...
En lo que concierne
específicamente a la responsabilidad de Patricia Bullrich, puedo acreditar que
al menos alguien le advirtió claramente las fallas de su gestión en materia de
Inteligencia Criminal. Fui yo, el 06MAR17 al presentar mi renuncia.
En ese texto le dije:
"El voluntarismo por sí mismo no define una política ni un proyecto de
gestión, requiere prolijidad de método hacer que los componentes de la
seguridad se articulen armónicamente en pos de objetivos claramente fijados.
Sin Inteligencia, Señora Ministro, toda gestión de seguridad se libra
enteramente a la buena suerte y no es un camino que yo recomiende; en
definitiva, debo decirlo, es su responsabilidad".
Nunca me arrepentí por
haber señalado lo que iba mal y puesto mi renuncia a disposición de Patricia
Bullrich. Era lo que exigían mis convicciones, además el paso del tiempo
demostró que tenía razón lo cual acrecentó mi prestigio profesional y
credibilidad personal. Puedo jactarme en decir que todo aquel que ha servido
conmigo sabe que la palabra es verbo cuando afirmo que el agente de
Inteligencia debe llevar siempre consigo: Honor, Lealtad y apego a la Verdad.
Pero sería de estúpido vanidoso conformar al ego y no lamentar que el
Ministerio de Seguridad no haya sabido corregir el rumbo para bien. Repasemos
lo que señalé entonces y lo que ha pasado hasta ahora:
Dije que mis
diferencias con Patricio Furlong, entonces subsecretario de Investigación del
Delito Organizado y Complejo a cargo de la Dirección Nacional de Inteligencia
Criminal, eran irreconciliables por considerarlo "un amateur de la
Inteligencia, falto del entendimiento institucional de la actividad, carente de
capacidad real para gestionar y sin dotes de liderazgo. Es decir que no le
tengo ningún respeto profesional, a mis ojos es otro hacedor de plancha y
vendedor de humo; un funcionario de la nada". La Ministro prefirió aceptar
mi renuncia y continuar con Furlong.
Algunos meses luego de
mi renuncia la ineptitud de Furlong era tan inocultable que el área de
Inteligencia Criminal fue sacada de esa Subsecretaría, dependiente de la
Secretaría de Seguridad a cargo de Eugenio Burzaco, y pasada al ámbito de la
Secretaría de Seguridad Interior a cargo de Gerardo Milman. Posteriormente
Furlong se alejó del Ministerio dejando tiempo perdido y ninguna gloria.
Milman desde que
recibió la DNIC realizó algunos pocos cambios que eran necesarios, pero que no
alcanzan para indicar existencia de un proyecto pensado profesionalmente ni
completan el plantel para ejecutarlo. Prueba de ello es que persiste en una muy
grave falencia, que también señalé a la Ministro en mi renuncia: conserva la
firma del Director Nacional de Inteligencia Criminal manteniendo así la
acefalía de la Dirección.
El cargo de Director
Nacional de Inteligencia Criminal es full time e incompatible con cualquier
otro cargo. Es persistir en el fracaso que siga siendo una firma delegada a un
Secretario como lo fue a un Subsecretario. El amateurismo sale caro. Muy caro,
porque en materia de Seguridad también se van vidas y sangre, además de
recursos.
Que en dos años de
gobierno no se haya nombrado a nadie al frente de la Inteligencia Criminal del
Ministerio de Seguridad de la Nación, es de una gravedad institucional enorme y
deja al descubierto la poca importancia que CAMBIEMOS y la Ministro Bullrich en
particular confiere a la Inteligencia priorizando lo efectista por sobre lo
efectivo. Y es que a esta altura del partido y el mandato Presidencial no hay
excusas para semejante omisión en ningún nivel de gobierno. Es pésima señal que
la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal continúe en estado de acefalía
ante un horizonte de conflictividad creciente. Aquí como en otros asuntos,
corremos el riesgo de terminar dependiendo de la buena voluntad extranjera; y
sin ninguna necesidad, simplemente por desidia ya que no es tan difícil hacer
las cosas bien y como se deben hacer. Más aún, en rigor de verdad es muy fácil.
El mal, insisto, no
viene de ahora. Aunque Inteligencia es tan simplemente el proceso racional que
antecede la toma de decisiones, en la Argentina del relato, obligada a sentir
culpa hasta por su propia existencia, se popularizó que hacer
"Inteligencia interna" era una función destinada a la "represión
ilegal" y estaba prohibida, un disparate que explica bastante de la realidad
en que vivimos. De allí se desprende que no cuenta la opinión pública con un
periodismo realmente especializado en seguridad, porque de otro modo se saldría
de lo superficial para, entre otras cuestiones, prestar atención a la
Inteligencia Criminal
Tanto el narcotráfico
como el conflicto RAM demuestran que el Poder Ejecutivo no puede limitarse a
reaccionar después de los hechos, confinándose al rol de mero auxiliar del
Poder Judicial. Persistir en esa lógica alsinista, defensiva, es dejar el
factor tiempo en manos del enemigo.
Hay que pasar de la
zanja de Alsina a la ofensiva de Roca, y es con Inteligencia.