miércoles, agosto 23, 2017

Una sacerdote español responsabilizó a la alcaldesa de Barcelona de cooperar con terroristas

Santiago Martin, párroco en el barrio de Cuatro Caminos (Madrid), arremetió en su homilía de este domingo contra la alcaldesa de Barcelona a la que acusó de cooperar con los terroristas responsables de los atentados de Las Ramblas en Barcelona y el de Cambrils.


martes, agosto 22, 2017

El mal que aqueja a la Argentina es la extensión


Los mapuches, que fueron, son y serán perseguidos por los carabineros en Chile, su territorio natal, quieren tierras argentinas en la Patagonia después que, años atrás, exterminaran a las tribus que habitaban de este lado de la Cordillera. Para ese fin cometen toda clase de actos terroristas.
¡Dejémonos de embromar y arreglemos! A ver si llegan a Buenos Aires y se quedan con el Shopping Alto Palermo. ¡Eso nunca! Total, si nuestros antecesores afirmaron que “El mal que aqueja a la Argentina es la extensión”, demostrando así que no eran perfectos, qué hay de malo en seguir regalándoles kilómetros cuadrados a nuestros vecinos. Hagamos como Rusia que les vendió por una bicoca Alaska a los estadounidenses. Tontos, los gringos, recuperaron lo invertido en siete años. Sí, siete años.
Podemos también darle definitivamente Malvinas a los ingleses como quieren los liberales se izquierda y no hacer más reclamos que tanto cansa al Palacio San Martín y cualquiera que se incomode en La Rosada. ¿Para qué vamos a recuperar 10 mil o 12 mil millones de dólares anuales que podrían quedar en nuestras costas si los ingleses pueden hacerlo mejor. Otra, La Matanza sería para los paraguayos porque ahí hay tantos que están dejando vacío al Paraguay; el partido de Escobar y todas las verdulerías serían para los bolivianos, y todo ello en aras de la unión de la Patria Latinoamericana por la que tanto lucharon los Castro, el Che Guevara, Silvio Rodríguez, le cantó Serrat y le escribieron Galeano y Gelman. Seamos como Suiza, chiquitos y poderosos porque qué es lo que tiene Federer que no disponga el lungo de del Potro.
Qué equivocados estaban los daneses, Alejandro El Grande, romanos, ingleses, holandeses y bandeirantes. No los copiemos. Sigamos así que vamos bien. No hagamos nada. No extraditemos. No reprimamos. La Patagonia argentina será para los mapuches o no será.
Juan Ángel Salinas Bohil

martes, agosto 15, 2017

La democracia abusada por los mapuches


"Mandó Calvain traer la criatura que criaba de pechos la mujer de Painé y se la hizo entregar a la madre diciéndole: «Dale de mamar por última vez al niñito»? Llegó la hora, quítanle la criatura del seno, tómanla á ella y de un solo bolazo en el cráneo en la parte superior, fue lo suficiente para que dejase de existir, colocándola al lado izquierdo de su marido."
Así relataba el cautivo Santiago Avendaño el asesinato cruel, a golpes de boleadoras, de treinta y dos mujeres como ritual en las exequias del cacique ranquel Painé (1844) ... "Todas se atropellan topándose unas sobre las otras para no ser designadas como una res en una majada, cayendo algunas para no levantarse sino todas pisoteadas y contusas. Ni más ni menos tal era el aspecto de aquel espantoso drama con todos sus horrores."
Painé había formado la gran nación ranquel en el centro de nuestro país, oponiéndose a Rosas y separándose de Calfucurá, quien lo apoyaba. Como otros "pampas antiguos", los ranqueles fueron "araucanizados" y adoptaron las costumbres mapuches.
Esos rituales son comprensibles en el contexto de su tiempo, al igual que los sacrificios aztecas o los niños ofrendados por los incas en el volcán Llullaillaco. También es entendible que el general Eduardo Racedo hubiera desenterrado los restos del cacique Mariano Rosas para entregarlos a Estanislao Zeballos como piezas de investigación.
"Los infundados reclamos y las violentas acciones de la Resistencia Ancestral Mapuche constituyen actos de sedición."

Esos contrastes reflejan el progreso moral ocurrido desde entonces. Hoy está aceptado que cada persona es un fin en sí misma y no un medio para los fines del grupo, de la familia o de la tribu. La dignidad humana es el valor por excelencia, con prescindencia del lugar de nacimiento, de las características étnicas, religión o credo político. La adopción de esos valores otorga sustento ético al Estado argentino para reivindicar su soberanía sobre el territorio de la nación: es una democracia republicana, pluralista e inclusiva.
Sin embargo, en los años setenta grupos violentos rechazaron esos valores, usando el terror para subvertir la democracia en nombre del "socialismo nacional". Y, ahora, la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) llama a la "resistencia ancestral" para reivindicar derechos territoriales, mediante agresiones también aterradoras, a personas que viven en paz en el ámbito de la República.
Se trata de la RAM, liderada por Facundo Jones Huala, detenido en la Unidad Penitenciaria 14 de Esquel y de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), su contraparte en Chile. En Chubut, el activista está acusado por ocupar campos y provocar incendios, daños, amenazas, privaciones ilegítimas de la libertad, destrucción de maquinarias, abigeato y robo de mercaderías, entre otros delitos. Su causa más grave es en Chile, que reclama su extradición por terrorismo, tenencia de arma de fuego, incendio de propiedad con habitantes adentro y violación de la ley de extranjería.
Jones Huala manifestó su "orgullo" por el accionar de la RAM, que se adjudicó el incendio del refugio San Martín (conocido como Jakob); daños en la línea eléctrica de Cholila a la ruta 40 y la destrucción de la estación Bruno Thomae del emblemático tren turístico cordillerano La Trochita.
La violencia de la RAM se extendió a la ciudad de Buenos Aires, donde varios encapuchados destrozaron la Casa de la Provincia de Chubut en una movilización frente al Congreso de la Nación para pedir la aparición de un artesano, cuyo paradero se desconoce, donde activistas con las caras tapadas atacaron a policías y periodistas, pintaron móviles e incendiaron motos policiales.
La RAM niega la soberanía nacional sobre el territorio que ocupa, sosteniendo que allí no rigen las instituciones argentinas, sino las del pueblo mapuche. Hasta conforma "tribunales multiculturales" para juzgar y condenar a quienes los enfrenten, como ocurrió con una notificadora judicial hace unos años.
En la cultura que reivindica la RAM nadie podría haber hecho reclamos territoriales, ni alzarse contra la autoridad tribal. Hubieran sido muertos a lanzazos o con bolazos en el cráneo pues allí sólo regía el arbitrio del cacique. Bastante similar a Cuba, Corea del Norte o Venezuela, donde se fusila o encarcela sin debido proceso legal.
Ésa es la gloriosa debilidad de la democracia: rige el Estado de Derecho, aun frente a quienes lo repudian. Aunque se abuse de esa debilidad, como siempre lo han hecho los terroristas en Occidente, reclamando juicios justos y las garantías de los tratados de derechos humanos.
Jones Huala ha expandido su reclamo comarcal, para ampliarlo a la liberación universal: "Proletarios del mundo, uníos". Como un refrito del Manifiesto de 1848, arenga a luchar contra "dos Estados colonialistas y capitalistas" (la Argentina y Chile) mediante la rebelión popular "a través de la Dirección Estratégica de La Vanguardia de Weichafes (guerreros)".
Para la RAM "todas las formas de lucha son válidas", pues considera que la Justicia y las fuerzas del orden son formas de represión arbitraria y no instrumentos legales del poder público. Para legitimarse, la RAM encuadra su accionar en la "legítima defensa" ante el "Estado opresor", intentando así cambiar los roles para victimizarse. Como aquel apotegma de la guerrilla setentista: "La violencia de arriba engendra la violencia de abajo".
Con un discurso ideológico y bien distante de la mansedumbre de su pueblo, Jones Huala denuncia "el tramposo juego de la burocracia y la hipócrita legalidad burguesa, leyes que no dudan en romper cuando el rico lo ordena; allí los jueces se olvidan el Estado de Derecho convirtiéndose en secuestradores y lacayos de terratenientes y empresarios". Consignas rancias, derruidas como el Muro de Berlín y torpes como los dichos del norcoreano Kim Jong-un.
Como hemos señalado desde estas columnas, nadie es realmente un pueblo originario de ningún lugar, pues la evolución humana incluye desplazamientos, dominaciones, extinciones, connubios e himeneos. En ese desarrollo siempre agónico, siempre incierto, existe un avance ético al reconocerse ahora valores universales e inalienables de la persona humana.
Se ha recordado numerosas veces que el pueblo mapuche, cuya lengua era el mapudungun, no es originario de nuestro territorio, pues irrumpió desde el Arauco (Chile) cuando los españoles introdujeron ganado, para arrearlo desde las pampas y venderlo tras la Cordillera. Fueron llamados araucanos y lograron someter a las tribus locales, hasta imponerles sus costumbres.
Pero sea cual fuere su historia, hayan sido los primeros o los segundos habitantes, ningún ciudadano tiene facultad para atribuirse los derechos del pueblo y peticionar en nombre de éste, sin cometer delito de sedición. El principio de igualdad suprime los fueros personales. Los reclamos de cualquier grupo o colectivo deben canalizarse en el marco de la ley y no por fuera, con actos de terror.
Desconocen Jones Huala y sus seguidores que en la Argentina hemos tenido 34 años de democracia, con gobiernos populares, ajenos a la caricatura neoliberal y capitalista que pretenden pintar y que, en 1994, cuando él tendría 8 años, se reformó la Constitución nacional e incluyó el artículo 75, inciso 17, sobre los pueblos indígenas, único grupo poblacional al que le otorga un tratamiento diferenciado.
La Constitución argentina es un pacto de convivencia entre personas distintas, con ideas diferentes y, muchas veces, en conflicto entre ellas. Personas que han optado por respetar esas reglas, olvidando el origen de cada uno para construir un futuro en común. Todos han renunciado al ejercicio de la fuerza para ganar de mano a los demás y aceptan el rigor de las instituciones, aunque frustren deseos individuales.
Los infundados reclamos de la RAM y sus violentas acciones ofenden a nuestros obreros y empleados, estudiantes y jubilados; a quienes buscan empleo o que necesitan doble empleo. A los médicos de guardia, a las maestras rurales, a los inmigrantes recientes y los nietos de inmigrantes; a los pacíficos obreros que trabajan por su sueldo; a quienes viven en asentamientos urbanos o en campamentos patagónicos; a los abanderados y repitentes; a las viudas y madres solteras sin ayuda; a los huérfanos y personas con discapacidad; a los incluidos y a los excluidos.
Todos ellos sienten que nadie debe lograr ventajas abusando de la frágil y noble democracia con capuchas, palos y bombas. Postergando a los demás en su provecho, invocando derechos que no existen, valores que no se comparten y privilegios que no se justifican.

Editorial del diario "LA NACIÓN" del domingo 13 de agosto de 2017

Las Mujeres del Muro reclaman un judaísmo feminista


La organización feminista Mujeres del Muro lleva casi 30 años reclamando poder rezar en voz alta, con una Torá (Pentateuco) y envueltas en un talit (manto de rezo) en el Muro Occidental (Muro de los Lamentos), en contra de la minoría ultraortodoxa judía, que las veta, y la Policía, que controla que no lo hagan.
Lesley Sachs nació en Suráfrica y creció en Haifa, ciudad tradicionalmente tolerante en el norte del país, en el seno de una familia atea y hoy es la directora ejecutiva de Mujeres del Muro, que exige el derecho a que hombres y mujeres recen juntos en el Muro Occidental (“Kotel Hamarabí”), donde la ortodoxia impone segregación de género.
Sachs tiene una larga trayectoria de acción feminista que empezó justo después de su servicio militar, a los 21 años, “en una época en la que el Ejército estaba plagado de acoso sexual y la pirámide de poder era inamovible: todos los comandantes eran hombres y las soldado estaban abajo”, explica.
Gracias a su activismo y al de otras mujeres en la organización feminista Red de Mujeres, durante los años 90 se cambiaron leyes fundamentales como las referentes al acoso sexual en el Ejército y la aceptación de mujeres piloto, con el famoso caso de Alice Miller, que logró que la Corte Suprema forzase a que se aceptaran a mujeres en los cursos de aviación.
“En 1998 decidí ocuparme de otro asunto muy cercano a mi corazón, el del pluralismo religioso, ya que en Israel hay sólo un modo de ser judías y judíos, y quienes peor paradas salen son las mujeres”, expone Sachs.
En el Muro Occidental, gobernado por la ultra ortodoxia rabínica, los hombres pueden rezar en voz alta y con el libro sagrado, las mujeres, en cambio, lo deben hacer en voz baja y sin la Torá, amén de cubiertas en señal de modestia.
Pero no siempre fue así: el muro era un lugar de rezo mixto hasta antes de la reconquista israelí de la Ciudad Vieja de Jerusalén en la Guerra de los Seis Días, en 1967.
En 1990 se aprobó una ley en la Knéset (Parlamento) que decía que todo aquel que rece en el Muro Occidental de modo diferente a las costumbres del lugar y perturbando a los demás fieles, será castigado con pena de cárcel, hasta seis meses, o multa.
“La Policía y el rabino del “Kotel” (Muro Occidental) decidieron que mujeres rezando con talit y en voz alta -algo que molesta a los hombres ultra ortodoxos porque ‘los distrae’; y en lugar de hacerse tratar su distracción silencian a las mujeres- va en contra de las costumbres del lugar y por eso nos detienen”, relata Sachs.
Todo comienzo de mes judío, las Mujeres del Muro se reúnen en la explanada y rezan como Dios les dio a entender, esto es, con talit, con Torá y en voz alta, y son detenidas de modo recurrente.
“He sido detenida por la Policía cinco veces, pero la lucha por el cambio en la imagen del país, por los principios democráticos, merece la pena”, explica esta mujer.
“Al final, me llevaron a juicio y el juez dictó una sentencia que sentaba precedente y nos permitía rezar como queríamos”, recuerda con alegría.
“El juez dijo: ‘¿quien dice que las costumbres del lugar son las ultra ortodoxas? las Mujeres del Muro llevan 28 años allí, sus costumbres también son las costumbres del lugar”, añade.
Entonces comenzaron las negociaciones con el gobierno para otorgar a las Mujeres del Muro, y a los demás movimientos reformistas y liberarles que se les unieron, un espacio de rezo pluralista.
“Lo que empujó a (el primer ministro Biniamín) Netanyahu a negociar con nosotras es que el juez dijo que mientras no tuviéramos otro lugar donde rezar, teníamos que hacerlo allí”, indica Lesley.
Las negociaciones duraron tres años y Netanyahu aceptó en enero de 2016 habilitar un área cercana al Muro Occidental para ello, sin embargo el pasado junio se desdijo, por presiones de los representantes de la ortodoxia, y ahora el asunto está de nuevo en los tribunales.

“Netanyahu no decide nada, está sentado mirándonos: de un lado nosotras y del otro los ortodoxos y él pensando ‘que se maten entre ellos”, explica Sachs.