Los mapuches, que fueron, son y serán
perseguidos por los carabineros en Chile, su territorio natal, quieren tierras
argentinas en la Patagonia después que, años atrás, exterminaran a las tribus
que habitaban de este lado de la Cordillera. Para ese fin cometen toda clase de
actos terroristas.
¡Dejémonos de embromar y arreglemos!
A ver si llegan a Buenos Aires y se quedan con el Shopping Alto Palermo. ¡Eso
nunca! Total, si nuestros antecesores afirmaron que “El mal que aqueja a la
Argentina es la extensión”, demostrando así que no eran perfectos, qué hay de
malo en seguir regalándoles kilómetros cuadrados a nuestros vecinos. Hagamos
como Rusia que les vendió por una bicoca Alaska a los estadounidenses. Tontos,
los gringos, recuperaron lo invertido en siete años. Sí, siete años.
Podemos también darle definitivamente
Malvinas a los ingleses como quieren los liberales se izquierda y no hacer más
reclamos que tanto cansa al Palacio San Martín y cualquiera que se incomode en
La Rosada. ¿Para qué vamos a recuperar 10 mil o 12 mil millones de dólares
anuales que podrían quedar en nuestras costas si los ingleses pueden hacerlo
mejor. Otra, La Matanza sería para los paraguayos porque ahí hay tantos que
están dejando vacío al Paraguay; el partido de Escobar y todas las verdulerías
serían para los bolivianos, y todo ello en aras de la unión de la Patria
Latinoamericana por la que tanto lucharon los Castro, el Che Guevara, Silvio
Rodríguez, le cantó Serrat y le escribieron Galeano y Gelman. Seamos como
Suiza, chiquitos y poderosos porque qué es lo que tiene Federer que no disponga
el lungo de del Potro.
Qué equivocados estaban los daneses,
Alejandro El Grande, romanos, ingleses, holandeses y bandeirantes. No los
copiemos. Sigamos así que vamos bien. No hagamos nada. No extraditemos. No
reprimamos. La Patagonia argentina será para los mapuches o no será.
Juan Ángel Salinas Bohil
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